AUTOR: Desconegut

Venda de turrons a les parades de la Rambla

01/04/1900

NO SE PUEDE SER GOLOSO

Ayer un chico se enamoró de una barra de turrón en uno de los puestos de la Rambla, y, naturalmente, puso la mano encima.
Pero la turronera, que ya ha pasado la edad de las pasiones y por lo tanto no las disculpa, la emprendió á bofetones y patadas con aquél artista en golosinas, hasta ponerle como un guante. Después, compasiva, le dejó marchar. Sin …