Article de Jorge Trias Sagnier sobre l’ambient de violència a la Rambla

Data inici: 15/09/1977

Data final: 15/09/1977

Segle: XX

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Desde hace ya varias semanas la violencia hace acto de presencia en Barcelona, entre las 8 y las 12 de la noche, por las Ramblas y caIle Pelayo. El objeto de los ataques suelen ser servicios públicos concurridos, especialmente autobuses. El Ayuntamiento deberá, a este paso, solicitar otro crédito extraordinario con el fin de sustituir a los indensivos vehículos que caen cada día en su recorrido.

La violencia podría proceder de dos causas distintas. Según unos, se trataría de meros actos provocativos procedentes de grupos manipulados, con el fin de desestabilizar la recién estrenada democracia. Poco importaría, en este caso, el disfraz ideológico del grupo y, con toda probabilidad, se traría de grupos perfectamente localizados por el Ministerio del Interior.

Pero, según otros, que es lo que sospechamos, estaríamos ante otro tipo de violencia más profunda, cuyas raíces residirían en una sociedad, al mismo tiempo racional e irracional. Racionalidad personificada por el Estado e irracionalidad reflejada por la lucha contra ese Estado. La violencia sería, en este caso, la respuesta simplificada, fácil y monótona a la complejidad del mundo actual. Complejidad que no resiste, ya, los dualismos políticos y sociales como pueblo-estado, guerra-paz, bienestar-pobreza, amor-odio, etcétera.

Lo que ocurre es que, ante la violencia, el Estado responde con la misma simplificación a que le intentan conducir sus provocadores. Efectivamente, los ciudadanos, que depositan en el aparato estatal la confianza de su tranquilidad, solicitan de éste respuestas inmediatas, porque ven peligrar su seguridad. Se pide dureza en la represión policíaca, al igual que se pide la cabeza de los criminales. Y el Estado, entonces,se ve en la necesidad de responder a esas solicitudes. Solicitudes de quienes, al fin y al cabo, son sus mandatarios.

La burocracia cae, así, en el mismo error de quienes la fustigan, ofreciendo una respuesta tan simplificada como la misma violencia. Contra la agresión tan sólo se opone represión, sin plantearse por qué existen personas dispuestas, no sólo a incendiar autobuses, sino toda la ciudad, si pudiesen. Y está demostrado que empleando tan sólo la represión no se solucionan los problemas, sino que se agrandan.

Alemania, que se nos muestra como modelo de democracia eficaz, es un claro ejemp!o de pais incapaz de solucionar el problema de la violencia. ¿Por qué? La respuesta, quizá, se encuentre en que la actual organización burocrática del Estado no puede asimilar una nueva sociedad que nace, cultural y socialmente, plural.

Jorge Trias Sagnier