Comentari sobre l’imminent procés als acusats de l’atemptat en l’urinari de la Rambla

Data inici: 13/02/1909

Data final: 13/02/1909

Segle: XX

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Contingut:

PROCESO TERRORISTA
La bomba del urinario
Recordemos

En la mente de todos está, sin duda alguna, y en la de los barceloneses más todavía, la tristemente noche del 27 de junio del año último.

Manos criminales colocaron un explosivo en el urinario (que ya no existe) de la Rambla de las Flores cuando Barcelona se disponía á ver pasar la cabalgata histórica del Rey don Jaime el Conquistador.

Sucedió el bárbaro atentado (y lo calificamos así por no acudir en estos momentos á nuestra pluma otra frase más exacta qué exteriorice nuestro pensamiento) minutos después de las nueve de la noche.

Al estallar el Infernal aparato, las escenas de terror fueron inenarrables.

Un guardia del cuerpo de seguridad, el infeliz José Poveda, cayó herido mortalmenté por la metralla homicida y algunas señoras sufrieron síncopes, la multitud corría desorientada presa del mayor terror.

Pero á este sucedió la Calma, esa serenidad admirable de espíritu, de que tantas pruebas dio nuestro pueblo, aún en los momentos aciagos en que el terrorismo era dueño y señor de ésta hermosa y culta Barcelona.

No pretendemos ahora remover la herida, queremos al correr de la pluma, en cuatro trazos hacer «algo» de historia para refrescar los antecedentes y facilitar al lector una rápida inteligencia dé la información que á partir del próximo lunes ocupará un lugar en estas columnas. A raíz de la explosión fueron detenidos dos sujetos: Juan Martínez Parra (a) Chato de Cartagena y Camilo Oriola.

Meses más tarde se verificaba en Zaragoza la detención de Juan Antonio Melich, por haber hecho algunas declaraciones que por aquel entonces se calificaban de sensacionales.

Melich fue traído á Barcelona. Compareció ante las autoridades, prestó, declaraciones ante el juez y éste ordenó su procesamiento junto con los dos sujetos de que hacemos mención en líneas precedentes.

Como supuestos autores del delito de colocación de explosivos comparecerán, pues, ante el Jurado, Melich, Oriola y el Chato de Cartagena.

Nuestro deber pura y meramente informativo nos impide ser así más extensos como menos concisos: ni antecedentes de los procesados, ni gratuitas apreciaciones particulares que desorienten á la opinión, con grave riesgo de bastardear una sincera labor periodística, nada de lo que se llama vulgarmente «hinchar el perro».

Poco tiempo falta, horas tan sólo para que el Jurado, soberano de su conciencia, cumpla su sacrosanta misión: huelgan, pues, profetas y comentaristas. (…)