Un carro passeja cinc bombes per la Rambla

Data inici: 15/05/1907

Data final: 15/05/1907

Segle: XX

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Contingut:

Ayer a las once y media de la mañana, un empleado del Banco de España avisó al inspector de policía de cuarta clase, don Manuel Núñez, que presta servicio en aquel centro financiero, que en la Rambla de Santa Mónica, cerca del monumento de Colón, había un carretón con tres bombas.

Inmediatamente dirigióse allí el citado inspector y, efectivamente, encontró el carretón que se le había indicado, pero no con tres bombas, sino con cinco, dos de ellas de forma de pepinillo.

Preguntó al carretonero de dónde procedía aquéllo y á dónde lo conducía, y contestó aquél que las bombas procedían del vapor «Canalejas» y que había de entregarlas en un depósito particular cuyas señas no recordaba.

El referido inspector dio orden luego al carretonero de que le siguiera, y le condujo á la delegación de la calle de Guardia, en donde dio conocimiento del hecho al delegado del distrito.

Éste interrogó al conductor del vehículo, quien manifestó llamarse Gervasio Viñes y habitar en la calle de Piqué, 23, principal, primera.

Más tarde presentóse en la delegación citada un extranjero que dijo llamarse monsíeur Appenheimer y habitar en la calle Conde del Asalto, número 150, el cual manifestó que aquellas bombas iban consignadas á él desde Valencia, siendo el remitente un tal José Vilella, quien se las remitía, como muestra, para ver si podía venderlas en alguna fundición junto con otras que hay en existencia, procedentes todas de una subasta del parque de artillería de Mahón.

A pesar de que existe una real orden que determina que esta clase de objetos, cuando sean transportados de un punto á otro, deberán ir acompañados de una guía extendida por la autoridad militar correspondiente, y á pesar de que el señor Appenheimer manifestó no tener tal guía, sin embargo de ello le fueron entregadas las cinco bombas, advirtiéndosele que cuando las venda, haya de fundirlas ó reexpedirlas, debe dar aviso a la autoridad gubernativa para que ésta se cerciore del destino que se les ha dado.

De dichas cinco bombas, tres son granadas de mortero y las otras dos de cañón.

Todas juntas pesan 320 kilos.

El hecho que acabamos de relatar llamó poderosamente la atención de cuantas personas se enteraron de él.