La Vanguardia torna a protestar pel desordre que hi ha a la Rambla

Data inici: 25/08/1976

Data final: 25/08/1976

Segle: XX

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Contingut:

OTRA VEZ LAS RAMBLAS

El corazón de la ciudad

En nuestra edición de ayer lamentábamos, con testimonios gráficos, la conversión de las Ramblas en zoco. Y lo sentíamos porque las Ramblas son el corazón de la ciudad. Es una calle viva; la gente va a las Ramblas para estar en ellas, para pasear o para sentarse. El dinamismo de la vía más característica de Barcelona la convierte también en un reflejo de cómo es la ciudad. Y, desafortunadamente, lo que refleja no gusta mucho, como tampoco gusta cómo han dejado la ciudad. En efecto, ya es sabido que uno de los mayores ejempios de mal gusto en el diseño urbano son las actuales papeleras públicas de Barcelona, de las que podríamos decir que son la prueba de cómo nuestro Ayuntamiento ha prescindido del diseño urbano en su gestión, en una Barcelona que había sido envidia de las demás ciudades por el cuidado en el diseño de sus servicios, desde farolas y fuentes a bancos para sentarnos. Si las papeleras y los alcorques artificiales —en realidad «tiestos» para que se sostengan los viejos plátanos después de las obras del metro que los dejaron sin tierra— son demostraciones constantes de mal gusto e incluso de abandono, queda no obstante una de las pocas fuentes Wallace que restan en la ciudad, escondida tras los setos de las terrazas de las cafés e inadvertidas por el viandante. El filántropo británico sir Richard Wallace regaló doce de estas fuentes a Barcelona, y las recibió Rius i Taulet. Ahora sólo deben quedar tres: ésta de las Ramblas, otra en la Gran Vía y otra en el Parque de la Ciudadela, si no nos equivocamos. Pero las restantes no se han perdido para todos. Las fuentes formaban parte de un sueño de amistad con que Wallace quería unir las ciudades. En París pueden contemplarse otras fuentes parecidas.